
Es la concienciación de que vamos a morir y que por ello la vida adquiere otro cariz, otro valor. La confrmación de que la televisión, como el cine, internet, o cualquier otro soporte, puede aspirar a ser arte y muchas veces puede conseguirlo, siempre que sus responsables no pierdan de vista al hombre común, siempre que sepan estar acorde a su tiempo, y siempre que posean una visión personal sobre ese asunto tan misterioso e inasible que es la vida.
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